Porque la gestión del talento no puede ser solo tema del director:

La Anatomía de un colegio exitoso

¿Sientes que te multiplicas para llegar a todos? En un colegio pequeño, el director suele conocer a cada profesor, acompañar sus procesos y resolver inquietudes con cercanía. Sin embargo, cuando la institución crece, esa relación directa se vuelve insostenible. Los docentes sienten que no hay canales claros para expresar sus inquietudes y los problemas —grandes o pequeños— terminan escalando hasta la dirección. Lo que antes parecía manejable comienza a transformarse en una carga que limita la mirada estratégica del colegio.

En ese punto surge la pregunta clave: ¿cómo evitar que el director se convierta en un cuello de botella y, al mismo tiempo, garantizar que cada persona de la organización se sienta acompañada y reconocida? La respuesta está en comprender que la gestión del talento no es un asunto personal, sino un sistema compartido que debe funcionar en todos los niveles de liderazgo.

El crecimiento de un colegio no es solo una cuestión de números de matrícula o más salas de clases. Cada nueva contratación implica una relación, una necesidad, una expectativa. A medida que aumenta la complejidad, también crece el riesgo de que los equipos se fragmenten. Los líderes intermedios —jefes de departamento, coordinadores académicos, encargados de convivencia— se vuelven fundamentales para sostener la estructura, pero a menudo enfrentan el desafío de liderar sin contar con las herramientas necesarias.

El desafío del crecimiento:  Más personas, más complejidad.

El resultado es una dirección abrumada, equipos desconectados y docentes que sienten falta de guía y pertenencia. En otras palabras, el problema de fondo no está en las personas, sino en la ausencia de procesos claros que organicen la vida laboral.

La gestión estratégica del talento va mucho más allá de impartir talleres o dictar capacitaciones. Se trata de diseñar y aplicar un ciclo de vida laboral bien estructurado, que permita a cada integrante desarrollarse en sintonía con la cultura institucional. Cuando este ciclo está definido, los líderes intermedios cuentan con marcos de acción concretos para guiar, motivar y acompañar a sus equipos. Eso evita que se transformen en simples “bomberos” que apagan incendios a diario, y los convierte en agentes de desarrollo y cohesión.

Dejando de ser «bomberos»:  El poder de los procesos.

En este sentido, hay procesos clave que marcan la diferencia. La selección y atracción de talento, por ejemplo, debe estar claramente definida: cuando los criterios son compartidos, los jefes de departamento saben qué buscar y cómo incorporar perfiles alineados con el proyecto educativo. La evaluación de desempeño y la retroalimentación, por su parte, no pueden limitarse a una reunión anual: los líderes intermedios requieren metodologías que les permitan dar feedback constructivo, reconocer logros y señalar oportunidades de mejora con respeto y efectividad.

A ello se suman los planes de desarrollo profesional, que ofrecen a cada docente la posibilidad de proyectarse y crecer dentro del colegio. Incorporar procesos de onboarding estructurado para quienes se integran por primera vez y de medición del clima organizacional para identificar tensiones antes de que escalen, son también prácticas que consolidan una cultura sólida.

El impacto de estos procesos es profundo. Cuando la gestión del talento se entiende como un sistema, la dirección deja de ser el único referente y puede abocarse a lo estratégico. Los líderes intermedios, al sentirse respaldados y con herramientas, ganan autoridad y confianza para resolver situaciones cotidianas. Y los docentes, al tener un referente cercano que se preocupa por su desarrollo, fortalecen compromiso con el proyecto educativo.

Los directivos dejan de ser el único punto de contacto y pueden enfocarse en la estrategia a largo plazo; los líderes intermedios se sienten valorados y con más autoridad; y los docentes experimentan mayor sentido de pertenencia”, explica Ignacio Silva Beas, Socio Director de Ciclo Consultores.

En definitiva, un colegio exitoso se construye sobre la base de un modelo donde la gestión del talento es estratégica, transversal y sostenible. No depende únicamente del carisma o la capacidad del director, sino de un sistema bien diseñado que da soporte a cada nivel de liderazgo. Así, la institución no solo crece en número, sino también en cohesión, calidad y resiliencia.

El coaching en tiempos difíciles

Este artículo lo escribo desde mi casa, ya que me encuentro en cuarentena. ¡Quién diría que viviría una experiencia como ésta! Nunca antes en nuestra generación habíamos experimentado una situación de pandemia como ésta, afectando a nivel global.

Como si fuera poco, la situación llega a un país que venía tratando de levantarse de una fuerte convulsión social, que estalló hace algunos meses y que venía generando una serie de grandes cambios en la forma en que queremos convivir los chilenos.

¿Por qué se me ocurre hablar de coaching en este momento? Estoy consciente que esto no es algo que solucionará la crisis de salud ni tampoco entregará la receta para llegar a un nuevo acuerdo social para canalizar nuestra vida como país.

Sin embargo, creo que puede contribuir en dar algo de contención y empatía a otras personas, que lo deben estar pasando mal, producto de la angustia y las emociones que se agolpan en nuestra cabeza y nuestro corazón, como consecuencia de todo lo que pasa en el entorno en que vivimos.

¿Qué es el coaching? Recurro a una definición de la ICF, Federación Internacional de Coaching. Es una es una asociación o alianza entre un coach con un/a cliente, en un proceso creativo y estimulante, que lo/la inspira a maximizar su potencial personal y profesional

¿Para que puede servir el coaching? Normalmente, puede ayudar a estimular el máximo potencial de una persona para maximizar su desempeño y/o ajustarse satisfactoriamente a su entorno organizacional y social. Ayuda a la persona a cumplir sus objetivos asociados al trabajo: sustento económico, relaciones sociales, aprendizaje y balance emocional, realización personal, entre otras. Lo hace a través de la resolución de factores inhibidores o bloqueadores del potencial y la adquisición de herramientas y habilidades. En este contexto de crisis, libera energía y habilidades para enfrentar mejor los grandes desafíos del ambiente nacional y global.

¿Cómo actúa el coaching? Opera mediante el desarrollo de una relación temporal pero profunda y sistemática entre el cliente y el coach. Una relación donde exista un espacio de confianza y seguridad para poder recoger los posibles problemas u objetivos que trae el cliente para solucionar. Un vínculo mediante el cual se pueda ir ganado una comprensión y conexión entre las vivencias del cliente, que le permitan liberar sus talentos y clarificar los caminos hacia la solución buscada.

Con todo esto en mente, vale la pena intentar la entrega de ayuda en estos críticos momentos, mediante el ofrecimiento de esta herramienta que puede contribuir a sobrellevar mejor las dificultades y capitalizar valiosas experiencias para el futuro, el cual será mejor, si nosotros hacemos algo para que así sea.