En una empresa del medio local ocurrió la siguiente situación. El gerente general se lamentaba con el gerente de administración y finanzas debido a que acababa de recibir la renuncia del gerente de operaciones a contar de fin de mes. Se iba porque había recibido una oferta insuperable. Le preguntó acerca de cómo resolverían este problema, ya que no podían darse el lujo de dejar que se deteriorara la operación y el servicio a los clientes. La situación de la empresa estaba muy estrecha y la competencia muy reñida, de modo que cualquier fallo en la operación podría significar la pérdida de clientes.
El gerente de administración y finanzas le dice que dado el panorama económico restrictivo que enfrentaban este 2017, sugería que abordaran internamente ellos mismos el reclutamiento y selección del reemplazante. No contaban con nadie internamente para poder ocupar el cargo así que debían traerlo desde fuera. ¡¡Contratar un head hunter salía una fortuna y se demorarían mucho!!
El gerente general le dijo que estaba de acuerdo, pero le recalcó que no podían darse el lujo de tardar demasiado ni menos equivocarse trayendo alguien que no fuera adecuado para el puesto. Ambos acordaron buscar CVs en sus redes y analizarlos lo más rápido posible para entrevistarlos y llegar a una pronta definición.
Pasó una semana y comprobaron que entre los dos tenían tres o cuatro CVs, pero sólo dos ajustaban a los requisitos mínimos. Faltaba entrevistarlos. Atendiendo a las demandas del día a día, transcurrió otra semana entre que pudieron hacerlo y se reunieron a conversar sobre sus impresiones. A ninguno de los dos le convencieron plenamente los candidatos, sin embargo, optaron por ofrecer el cargo a uno de ellos, ya que el tiempo apremiaba.
A la semana siguiente negociaron el contrato con el candidato elegido y éste aceptó incorporarse, pero pedía dos o tres semanas ya que debía dejar entregados todos los temas a su actual empleador. Accedieron a ello, temiendo que el actual gerente ya se habría ido para entonces y que entre ambos tendrían que sostener el área hasta que llegara el nuevo y se pusiera al corriente de sus responsabilidades (no menos de un mes más, creían ellos).
Dos días antes que llegara la ansiada fecha de incorporación del nuevo gerente de operaciones, el gerente general recibe una llamada de éste diciéndole que en su empresa le estaban ofreciendo quedarse con más sueldo y que le agradecía mucho la oportunidad pero que él prefería permanecer allí ya que, dadas las nuevas condiciones ofrecidas, no tenía razón para cambiarse.
El gerente general y el gerente de administración y finanzas se miraban ante lo que había pasado y estaban muy alterados por haber dejado pasar más de un mes sin haber podido resolver su problema. Todo por haber decidido “hacerlo ellos mismos”. La secretaria los interrumpe diciendo que tenían la llamada de uno de sus clientes más importantes muy molesto porque no le habían cumplido con un pedido…